"Escribo a la mañana sobre los acontecimientos que van pasando en la semana y sobre otros temas. Y después, a la tarde, leo mis escritos en la galería a quienes quieran oírlos. También cuando vienen funcionarios o cuando hay algún acto, escribo sobre un tema en particular. Y todo lo saco de mi memoria, por suerte", dice con orgullo Elsa Carranza, de 70 años, soltera, una de las residentes del Hogar San Roque. La mujer está desde hace nueve años en la institución y antes estuvo en el Hogar Anselmo Rojo. Recuerda sus épocas de funcionaria del área de Cultura de la Municipalidad de las Talitas, durante la gestión de Stella Maris Córdoba. "Una de las obras teatrales que más me gustaron fue Mi Bella Dama, de Carlos Olivera y con la actuación de Juan Carlos Di Lullo", señala.
A pesar de sufrir del mal de Parkinson, Elsa toma como un sacerdocio su tarea de difundir ideas y comentarios: tiene archivadas todas sus notas en una carpeta y ahora está feliz porque se las guardarán en una computadora.
Las novelas atrapan
La mujer dice que de noche prenden el televisor para informarse de lo que pasa en el país y en el mundo y que muchas ven Canal 9 porque emite varias novelas (aunque en la mayoría haya actores de otros países). En el Hogar hay talleres de formación: tienen clases de arte decorativo, de tejido y de pintura en tela y hacen educación física. Junto a María Mariño manejan la biblioteca y los pedidos se orientan a novelas y poesías. También, ambas atendían el kiosco (helados, lácteos y gaseosas), pero el freezer se fundió y ahora deben esperar la donación de otro para reanudar las ventas.
"No salimos -continúa- a comprar afuera porque en esta zona no hay nada y además es un lugar peligroso porque estamos rodeadas de villas". Elsa dijo que está contenta por haberse integrado a una familia de 140 personas y que ahora tiene hermanas en el afecto. No era lo mismo al principio. "En los primeros meses extrañaba mucho a mis compañeras de trabajo -entró al Hogar a poco de jubilarse- y a mi familia, pero eso fue por poco tiempo", concluyó.
En el San Roque hay una dotación de empleados supervisados por monjas de la Congregación del Huerto. Las necesidades de cada sala (ocho en total, con 16 a 18 abuelas por cada una) son monitoreadas por las hermanas. Además supervisan las comidas que se hacen en la cocina y las compras de alimentos. El Hogar es administrado por la Sociedad de Beneficencia de Tucumán, que recibe aportes privados y anónimos en su mayoría y ayudas eventuales del Gobierno.
"Hermosos premios"
"Hace 10 años que estoy aquí. Me divierto con mis compañeras porque jugamos a la loba y al chinchón. Y a la lotería cuando nos visitan los chicos del secundario que traen hermosos premios", dice, entusiasmada, María Luisa Martino de Granado (94), viuda y que tiene dos hijos, 12 nietos y ocho bisnietos. Oriunda de Rosario de Santa Fe, llegó con su esposo a Tucumán en el 49. La bisabuela asegura que está "física y mentalmente muy bien. Voy tirando hasta que Dios lo diga. Estas fiestas estaré muy triste porque este año perdí a una de mis nietas, de 37 años: tuvo a su bebé y después murió a causa de una hemorragia".
María dice que es visitada los fines de semana por sus familiares y que también la llaman por teléfono. Elogió la limpieza, la comida y la atención las 24 horas. Además, junto a Elsa, agradecieron las notas que periódicamente realiza este diario y desearon felices fiestas a sus integrantes.
A su vez, Norma y Myriam, que trabajan en la sala 7, fueron elogiadas por la abuela Kely. Las empleadas dijeron que les gusta mucho esta tarea, que se sienten útiles cuando ayudan a las residentes en sus actividades diarias y aprovecharon para enviarles por este medio los mejores deseos para Navidad y Año Nuevo.